La voz de las hojas

Perdí la voz en algún rincón del fin de semana. No es que me haya quedado muda; en su lugar he encontrado algo rasposo, rasgado, superficial, como de piedras entrechocándose, como de pisadas sobre hojas secas. Así  es como tengo la garganta: árida, reseca, terrosa.

La parte del cuerpo que me permite comunicarme se ha fugado. Y se ha hecho el silencio. Ya solo se escuchan los quejidos.

hojas secas

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